Método McKenzie

Método McKenzie

El método Mckenzie debe su nombre al fisioterapeuta neozelandés, el cuál desarrolló este método de diagnóstico y tratamiento que forma parte de lo que hoy en día llamamos Terapia Manual Ortopédica, rama de la fisioterapia.

Este método está formado por un exhaustivo diagnóstico y tratamiento basado en la mecánica de la columna vertebral y las extremidades habiendo resultado tremendamente útil a la hora de clasificar los distintos dolores lumbares.

A día de hoy sabemos que menos de un 2% de dolores lumbares se deben a una patología grave de la columna vertebral. Entre un 5-10% se deben a una patología de la raíz nerviosa y más de un 85% correspondería a lo que llamamos lumbalgia inespecífica. En el primer caso lo que debemos hacer es derivarlo al especialista, en los dos casos siguientes el tratamiento es susceptible del método Mckenzie.

Lo que buscamos cuando lo realizamos es una centralización del dolor, de manera que podamos llevárnoslo desde la periferia hacia el centro para después abordarlo de manera específica. Es decir, reducir la extensión de la zona dolorosa. Esto se realiza combinando movilizaciones por parte del fisioterapeuta en determinadas posiciones (es común realizarlas con una previa extensión de columna) y numerosos ejercicios. Funciona mejor cuando estamos en ante un síndrome de Derangement, uno de los tres síndromes mecánicos descritos por Mckenzie junto al síndrome de disfunción y síndrome postural. Los resultados son muy buenos en general, y a veces, el alivio del dolor resulta incluso inmediato.

Para clasificar el dolor en un tipo de síndrome primero debemos haber realizado una minuciosa exploración formada por movimientos en direcciones determinadas y la aplicación de varios test junto a una correcta entrevista.

El síndrome de Derangement a su vez se divide según la localización de los síntomas en dolor central (que en la columna estaría producido por el disco intervertebral) o en dolor unilateral (que en la columna estaría producido por un problema en la articulación cigoapofisaria).

Una vez se inicia el tratamiento lo normal es experimentar una reducción en los síntomas, para después experimentar un mantenimiento de la mejoría. Una vez hemos pasado la fase de dolor, se reestablece la función y una vez llegamos a este punto, es clave realizar una buena educación al paciente de manera que reduzcamos el riesgo de posibles recaídas, algo que suele ser común cuando hablamos de dolor lumbar. Esta educación va a estar formada por la compresión por parte del paciente del proceso por el que está pasando o ha pasado, qué posturas deberá evitar y ejercicios adecuados para mantener los resultados a largo plazo de manera independiente.